Cada gota de agua que cae en el Pico Tres Mares tiene que tomar una rápida decisión: deslizarse por el Híjar para juntarse con el Ebro y llegar al Mediterráneo, despeñarse por el Nansa hasta el Cantábrico o escurrirse hacia el Pisuerga, para llegar al Atlántico junto al Duero.

Esa gota de agua desliza por la vegetación, se infiltra en el terreno, se nutre de sus sales y se enriquece en su camino. Forma regatos de agua con otras gotas como ella, saltan los peñascos y caen rebotando en los arroyos. Conforman los ríos y, todas juntas, perfilan los cauces y fertilizan las tierras hasta llegar al mar.

Pero el mar no es el fin, sino el inicio de un nuevo ciclo, y vuelve volando para chocar de nuevo con las peñas como copo de nieve en la ventisca, o empapando las laderas escondida entre la niebla, y así decidir de nuevo qué caminos recorrer.

Nuestra manera de entender la Naturaleza y el Deporte es siendo una de esas gotas de agua. Cuando viajamos, nos deslizamos por los parajes naturales sin dejar más huella que la que se evapora, enriqueciendo con nuestra experiencia los paisajes que visitamos. Al mismo tiempo, nos empapamos de las costumbres y conocemos a las gentes de cada lugar, de manera que nunca seremos la misma gota que salió la primera vez del Tres Mares, por más que cada vez volvamos al origen.

Nuestra Misión es aportar las herramientas para que otros viajeros quieran ser estas gotas de agua en busca de una manera más sostenible de vivir y entender el deporte y ocio en la Naturaleza. Y aunque no podamos aún formar grandes ríos, empecemos con pequeños regatos y arroyos de gente que da pasos a favor del uso responsable de los recursos de cada comunidad.